domingo, 25 de septiembre de 2011

MICRO-BURBUJAS Y REPÚBLICAS INDEPENDIENTES

Es la española una sociedad compleja y hasta cierto punto sorprendente en lo referido a sus reacciones -casi siempre viscerales- frente a determinadas situaciones cuando comparada con otras sociedades del que hemos venido a llamar mundo occidental. Quizá contribuya a ello nuestra idiosincrasia, imbuida de la suspicacia propia de la cerrazón localista del que no se fía del vecino o quizá es que simplemente adolecemos de lo que el psiquiatra Luis de Rivera ha tenido a bien de acuñar como patología de la mediocridad inoperante activa.

Solo esa cerrazón propia de quien vive en la república independiente no ya de su casa sino de su propia micro-burbuja o la aceptación de que somos un país donde la excelencia levanta suspicacia y la mediocridad ofrece consuelo, me ofrece algún tipo de explicación sobre la incapacidad manifiesta que mostramos para asimilar aquello de poner las barbas en remojo cuando veamos las del vecino pelar.

Dice De Rivera que la mediocridad, como cualquier patología, también tiene sus grados y el peor lo constituye el llamado “mediocre inoperante activo (MIA), ser incapaz de crear nada valioso pero que detesta e intenta destruir a todo aquél que demuestre un rasgo de excelencia” (SIC). Seguramente todos tenemos en mente a alguien que cumple con esos requisitos y que los ejerce ya sea en nuestro lugar de trabajo o en cualquier otro ámbito de nuestro entorno social. Pero ¿qué ocurre cuando el MIA logra acceder a un estatus de poder con repercusión directa sobre la sociedad como es el caso de políticos y directores de entes públicos?

Se me vienen muchos y variados ejemplos a la cabeza pero sin duda la fallida revolución del sector la navegación aérea prometida por el Ministro de Fomento don José Blanco y el presidente de AENA don Juan Ignacio Lema sirve para ilustrar a la perfección lo que ocurre cuando la incapacidad se hace cargo de la gestión.

El compromiso incumplido de una reducción de tasas aéreas- no han hecho sino incrementar- gracias a los recortes aplicados en los sueldos de los controladores aéreos o el frustrado propósito de erradicar los retrasos que azotan a nuestros aeropuertos convirtiendo la gestión del especio aéreo español en cualquier cosa menos eficaz y competitiva son solo dos de los varios indicativos que demuestran la falta de rumbo y previsión de quienes ya solo atienden a una sola premisa: la privatización.

Quien se terminará haciendo con los aeropuertos y torres en vías de externalización, es todavía un misterio, pero no debiera pasar desapercibida la amalgama de irregularidades que están jalonando el proceso, empezando por la licitación de concesiones antes de adjudicar las asesorías técnicas y jurídicas o la prisa imperiosa que les lleva a acortar de seis a dos meses el plazo que normalmente se toma AENA para resolver concursos; siguiendo con la sospechosa aparición en escena de la constructora San José, militada antaño por el actual presidente del ente, o el descontento generalizado entre las aerolíneas por la incertidumbre que provoca la falta de consenso de unas decisiones tomadas de forma precipitada y poco transparente.

El comportamiento unipersonal poco difiere del comportamiento social, de modo que la psicología colectiva y la individual no hacen sino explicar distintos planos de la realidad. La falta manifiesta de interés que la sociedad  muestra por empatizar y conocer las condiciones en que trabajan otros colectivos y por entender qué oscuros intereses subyacen bajo conflictos laborales artificiosamente creados nos convierte en partícipes de esa mediocridad inoperante activa por delegar y recrearnos en ella precisamente.

El panorama no es que sea desalentador, es que es aterrador. Basta con observar como un candidato con nulas posibilidades de ganar unas elecciones, se jacta de haber decretado el primer estado de alarma de la democracia española para conseguir un puñado de votos o como la Ministra de Defensa ejerce la demagogia populista con idéntica intención al condecorar al Ejercito del Aire por“impedir el chantaje de los controladores”.

La actitud irresponsable y carente de criterio propio de los llamados a formar parte de la futura clase política de este país, que no hacen más que repetir las consignas del viejo amo, no es que sea mucho más esperanzadora. Solo hay que ver la arenga lanzada por dos de ellos ante los retrasos acumulados el sábado 24 de setiembre a causa del cierre de dos pistas en el aeropuerto de Barajas por mantenimiento.

La sospechosa falta de información de AENA y la desidia por no querer saber o, lo que es peor, lanzar infundio intencionadamente contra un colectivo que ha sido demonizado por activa y por pasiva constituye una falta de ética que no veo a quién pude beneficiar más allá de a los interesados en perpetuarse en un sistema de mercadeo donde los políticos venden sus votos a precios populistas, seguros de hallar compradores en sus parroquias para seguir beneficiando a los mismos de siempre. La factura que estamos pagando por ello, no obstante, me está pareciendo excesivamente cara. 

Lo. C. Gutiérrez

domingo, 18 de septiembre de 2011

A RESGUARDO CONTRA LOS BIEMPENSANTES

De un tiempo a esta parte hay gente que me acusa de retorcida y de ver fantasmas donde ellos ven normalidad. Al parecer, en estos días de exaltación del poder de la mente positiva en que  parece imposible tener un aura inmaculada sin la correspondiente dosis de buenos pensamientos y en que las buenas vibraciones están reñidas con la aceptación de la realidad, la nueva máxima es: “piensa bien aunque no aciertes”, aún a riesgo de convertirnos en estúpidos supinos.

El jueves 15 de setiembre y para solaz de los que ya definí como controller spotters –muy callados han estado este mes de agosto, debe ser que los juzgados estaban de vacaciones- el diario La Vanguardia publicaba un artículo bajo el siguiente titular: “La juez del caso de los controladores aéreos rechazatrasladar la instrucción a Torrejón de Ardoz”. Sobre el estilo del  artículo en cuestión no voy a hacer ningún comentario más allá del pésimo nivel de redacción que desafortunadamente se viene observando en los diarios de este país. Sobre la intencionalidad, hay mucho que decir, empezando por lo tergiversador del mismo y por la confusión que crea si uno no se molesta en leer el contenido íntegro de la nota pues cualquiera diría que todos los controladores de España están siendo juzgados en Madrid por haber cerrado el espacio aéreo español.

Pero lo que realmente me sorprende y despierta mi suspicacia –últimamente la tengo a flor de piel- es que La Vanguardia, y por qué no decirlo, el resto de medios de este país, no se hagan eco de algo que solo he podido leer en el diario ABC y en La Voz de Galicia y que, miren ustedes por dónde, aconteció el mismo día: “Aplazan declaraciones de controladores aéreos ante “nueva documentación”.

No deja de ser paradójico que unos medios que presumen de ser independientes y objetivos se retraten día sí y día también mediante la información que deciden publicar y la que deciden omitir. La callada, señoras y señores,  es un tipo de respuesta y da mucho qué pensar. ¿Qué interés tiene los medios en seguir ocultado la verdad y en publicar notas sobre la instrucción de casos pero nunca las resoluciones que están siendo favorables a miembros del colectivo?

El tiempo pone todo y a todos en su lugar y el tiempo también desvelará qué documentación es la que ha hecho que el Juzgado de primera instancia de Santiago de Compostela aplace sine die la declaración de los controladores aéreos llamados a comparecer por lo acontecido en el aeropuerto de Lavacolla. Intuyo que no debe ser cosa baladí para que un juez haya tomado decisión de tal calibre, teniendo en cuenta que el gobierno ha contado con la inestimable ayuda de esbirros al servicio de la causa personificados en el Fiscal General del Estado -el señor Conde Pumpido- y la mismísima Audiencia Nacional.

El pastel es grande pero no sé si tanta ambición va a provocar que a más de uno se le indigeste o que termine limpiándose la nata de los ojos para darse de bruces con la cruda realidad. Con todas las notas positivas del mundo lo digo, que a mí no hay nada que me aporte más buena onda que un cerebro capacitado para pensar por sí mismo. 

Lo. C. Gutiérrez

domingo, 11 de septiembre de 2011

CUANDO LOS SOSPECHOSOS DEJAN DE SER HABITUALES

La susceptibilidad que, en mayor o menor medida todos llevamos dentro, alcanza niveles alarmantes en el caso de una servidora cuando pisa un aeropuerto últimamente. Es ver -porque ya ni por megafonía lo anuncian- que el embarque no se abre a la hora estipulada y entender que voy a tener que echar mano de ese estoicismo que tan bien viene pero que tanta energía consume, para soportar la desinformación de AENA y las tergiversaciones por parte de algunos pilotos -probablemente forzados por sus compañías para así eludir responsabilidades- sobre la causa del retraso en cuestión.

No voy a obviar tampoco, ni quiero, a los grupúsculos de usuarios irresponsables que ante esa situación no tardan ni dos segundos en pronunciar el recurrente mantra “ya estamos otra vez con los controladores”.  Irresponsables, sí. Con todas las letras. Si la paciencia se pudiera comprar, no tendría dinero para pagar toda la que necesito porque a esta altura de la película tiempo han tenido de documentarse en condiciones pero claro, no hay nada más cómodo que tener, no ya un sospechoso habitual a quien cargarle el muerto, sino el culpable perfecto. Encerrados en sus torres y centros de control no van a poder replicar. ¿Qué más se puede pedir? Además, darles la oportunidad y escuchar su punto de vista conlleva el grave riesgo de que nos dé por reflexionar y eso supone cuando menos un sacrificio y cuando más un exagerado esfuerzo.

El jueves 1 de setiembre me dispongo a volar desde Barcelona a Fuerteventura. Sufrimos un retraso de una hora y 10 minutos. En el vuelo 9040 de Air Europa el comandante se justifica alegando retraso en la recepción de la aeronave, tráfico aéreo denso y problemas con controladores. El pasaje no atiende ni por un momento a las expresiones “retraso en la recepción de aeronave” o “tráfico aéreo denso”. Solo murmura autoconvencido, reafirmado y diría que hasta feliz de que sus sospechas respecto de los controladores se vieran confirmadas.

Al llegar a destino, contrasto la información y sin sorpresa alguna constato que entre las causas del retraso se hallan las meteorológicas pues un tercio de las demoras en la aproximación a Lanzarote y Fuerteventura se debían a fuertes vientos, según informaba AENA a Eurocontrol. Cabe añadir también que habían tres regulaciones abiertas en el espació aéreo de Barcelona, todas ellas por falta de controladores, lo que llevaba a integrar sectores. La pregunta es: ¿qué miedo o interés subyace en la desinformación que se ofrece al pasajero?

Cuando detecto que mi vuelo de regreso no va a salir en hora, me dispongo a informarme antes de que se abra el embarque y veo que, además del aumento habitual de tráfico que se producen los jueves y domingos por ser los días con más entradas y salidas de las islas, hay una regulación que nos afecta. El problema derivaba de que los tráficos de Lanzarote despegaban hacia el sur por viento y eso complicaba la operatividad del sector y reducía la capacidad con lo que los tráficos de Fuerteventura se veía afectados por una circunstancia de un aeropuerto cercano como es el de Lanzarote. Para colmo de males resulta que la gestión de AENA es, una vez más, deficiente y gracias a sus despropósitos ese sector no puede ser desdoblado para aumentar su capacidad. Hubo un proyecto en 2009 que mejoraba la capacidad del espacio aéreo canario abriendo nuevas rutas y distribuciones de sectores, pero con la llegada de  Juan Ignacio Lema a la presidencia del ente quedó abortado porque el tráfico bajaba, de modo que ahora que ha vuelto a aumentar, Lanzarote y Fuerteventura se ven seriamente afectadas por esa imprevisión y no parece que sea factible solucionarlo al no haber horas suficientes para cubrir ese incremento.

De todo esto, obviamente, a los usuarios no se les dijo ni una palabra y el comandante del vuelo 9041 de Air Europa adujo esta vez que la demora se debía a problemas de control aéreo y que estaba esperando a que se les asignara un nuevo slot, es decir, el permiso concedido para una hora de despegue o el turno para sobrevolar un determinado punto aéreo. Cuando amablemente me dirijo a la sobrecargo y le pregunto por qué habían perdido el primer slot, lo único que obtengo por respuesta es una sonrisa de circunstancias con la que me comunica que no sabe bien, pero que hay muchos problemas con control. Con la paciencia que la genética me ha otorgado y con la que no también, le muestro la información que tenía sobre las causas reales del retraso y le digo que bien puedo pensar que debido al conflicto que los pilotos mantienen con Air Europa, el comandante está en huelga de celo.

Ver como le mudaba la cara a la sobrecargo y como el discurso de parte de pasaje que me rodeaba cambiaba mientras contestaba pacientemente a sus preguntas no tiene precio. Que uno de los auxiliares de vuelo, ante la falta de bocadillos, bebida y mantas, diga que la reposición del catering para ese vuelo llegó tarde y era deficiente dándome, sin pretenderlo, la explicación de por qué se habría podido perder el primer slot, tampoco. Para todo lo demás: Quique Mainzer, señoras y señores.

Si son ustedes pasajeros asíduos, les recomiendo encarecidamente que se abran una cuenta en Twitter y sigan a este hombre que responde al usuario @QMainzer. No les defraudará y lo que es más importante, estarán ustedes convenientemente informados gracias al infatigable tesón de quién se ha empeñado en defender su profesión difundiendo la verdad con datos objetivos en la mano.

Hace tiempo que quería dedicarle unas líneas a alguien que está permanentemente al pie del cañón y al que no he visto perder nunca las buenas maneras. Todo en la vida tiene su momento y creo que este no puede ser más adecuado. Para los que todavía no lo hayan deducido, el señor Mainzer es controlador aéreo y como él bien dice “no maté a Manolete aunque Pepiño se empeñe en ello”. También me han confirmado que no desayuna niños.

Así que de ustedes depende el ampliar su espectro de sospechas a las múltiples causas que pueden originar un retraso. No lo duden, somos responsables de nuestra ignorancia activa y no podemos culpar a nadie por ejercerla.

Lo. C. Gutiérrez